jueves, 28 de agosto de 2014

CULTIVA EN TI EL AMOR Y LA COMPASIÓN


Un viejo indio estaba hablando con su nieto: Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón, uno de ellos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión. 


El nieto le preguntó: ¿Cuál de los dos lobos ganará la pelea? Aquel que yo alimente, contestó el abuelo.

LOS DOS LOBOS - Msgr. Leo
Llevamos por dentro dos lobos
Que luchan feroz entre sí,
Lo Bueno y lo malo está en todos,
En nosotros, en ellos y en ti.


Cual ganará me pregunto,
El Bueno o el malo ¿será?
Si al Bueno sin duda alimento
De flacura el malo morirá

Si alimento al Bueno, el malo morirá

Si alimento al malo, el Bueno morirá.

¿Cuál lobo ganará?
El lobo que alimento.
¿Cuál quiero que gane?
El Bueno, por supuesto.


Si te portas como un indolente,
Al mal lobo alimentaras,
Si te duele el dolor de la gente
El buen lobo se robustecerá.

Mentiras, Celos, codicia,
Complejo de inferioridad,
Sentimiento de odio y malicia
Alimentan al lobo de maldad

En cambio, la paz, el amor,
La esperanza, la fe, la humildad,
La verdad, la confianza,
el valor Alimentan al lobo de bonda  


TÚ PUEDES ELEGIR TU RESPUESTA, ELIGE LA RESPUESTA MÁS CONVENIENTE

“Dios que te creo sin tu permiso, no te salvara si tu no le das permiso” 

S. Agustin.


Muchas veces queremos hacer algo y lo dejamos para después, muchas veces hacemos cosas refunfuñando, o con malestar; otras veces hacemos cosas porque nos sentimos obligados. En otras ocasiones nos damos cuenta que no es necesario saber tantas cosas y que cada quien sabe lo que necesita y lo que quiere, pero en bastantes ocasiones no elegimos lo que nos conviene. Depende de cada persona, si uno desea aprender aprende y si no desea no lo hace, depende de la voluntad.

Cuando te preguntan por qué estás haciendo tal cosa, presentas tu justificación, tienes siempre una respuesta, por ejemplo: “porque eso es lo que me mandan hacer” (porque eso es lo que mandan las leyes y las normas), o, “porque eso es lo que hacemos diariamente” (porque esa es la costumbre, esa es la tradición), o, “porque eso es lo que yo quiero hacer” (porque se me antoja, porque sí, mi capricho).

Ten en cuenta que no puedes elegir lo que te pasa, pero si puedes elegir cómo deseas responder a lo que otros han hecho, han dicho y han pensado, puedes examinar y pensar con calma qué es lo que realmente te conviene y qué no te conviene.

Qué tal si piensas más antes de elegir, qué tal si haces una pausa antes de responder, qué tal si haces silencio porque no tienes en el instante la respuesta? Hazlo y verás. Me cuentas…

lunes, 25 de agosto de 2014

AUTOMOTIVANTE


Benjamín Zander, director de la orquesta Filarmónica de Boston, nos da una pista muy buena para crear ambientes creativos y motivantes.


El primer día de ensayo con sus alumnos les califica con un SOBRESALIENTE. Acto seguido les pide que escriban una carta explicando ¿por qué merecen esa calificación de Sobresaliente y en qué tienen que trabajar ese año para convertirse en esa versión sobresaliente de sí mismos?

Les dice entonces, enamórate de esa persona sobresaliente, compórtate como esa persona, porque si nos hablamos y nos tratamos como si fuéramos personas sobresalientes, merecerá la pena esforzarnos, estaremos motivados, nos brillaran los ojos.

Ahora, pregúntate ¿qué es lo que mejor haces? Sigue el mismo proceso: Trátate como una persona sobresaliente, Enamórate de esa persona sobresaliente, compórtate como esa persona, háblate a ti mismo como a una persona sobresaliente.


DIOS TE AMA INFINITAMENTE

Dejate amar por El.

El Perdón del Padre por Daniel Bonnell, 2011


Comencemos por reconocer que el amor de Dios no tiene límites, a él no le importa para nada lo que ha quedado en tu pasado, tus pecados, tus faltas, tus derrotas, a él lo que verdaderamente le importa es que eres su hijo y que te quiere sacar de la oscuridad, de tu tristeza, de tus miedos. Te quiere levantar. Dios te ama y no te puede dejar de amar, porque EL es amor. Lo primero que te pide no es que lo ames, sino que te dejes amar por Él. Además no olvides que Él no es un poder anónimo y lejano; Él es ante todo, un Padre. (E.N. No 26). (Evangelii Nuntiandi)

Dios quiere lo mejor para ti, porque eres su hijo y por eso te declara como su heredero; así que lo que Dios te puede dar sobrepasa tus expectativas, te da la felicidad.

Es él quien toma la iniciativa de amarnos, Él nos ama desde antes de crear el mundo (Ef. 1,4). Él nos busca desde toda la eternidad. (1jn.4,10.19). Y lo que sobrepasa todo amor, es que él ama más a quien más lo necesita – a los pecadores- (Jn. 4, 5 ss), es el amor misericordioso de Dios (Rm. 5, 20)

A veces nosotros buscamos a Dios de una manera desesperada en las cosas que pasan, en el poder, en las personas que encontramos en nuestro camino y lo queremos amar; pero nadie puede amarlo si antes no ha experimentado su amor, si antes no se ha dejado amar por Él. Déjate amar por quien te creó, aquel que nos pensó con amor eterno, para quien somos sus hijos y eso está por encima de cualquier falta, porque como mencione anteriormente "Dios no es un poder anónimo y lejano; Él es, ante todo, un Padre." (E. N No. 26)

La experiencia del amor de Dios supera toda experiencia humana, hasta el punto de sobrepasar el mayor amor que conocemos: el de una Madre. El Señor nos tiene, como él nos dice, tatuados en su mano, no puede borrarnos de allí, no puede olvidarnos, todo el día estamos en su presencia.   

domingo, 24 de agosto de 2014

EL BAMBU JAPONES

Si hoy no consigues lo que anhelas, no te desesperes... quizá sólo estés echando raíces...


No tenemos necesariamente que ser agricultores para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.


Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.


En nuestra vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste exige tiempo suficiente y disciplina.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo y esto puede ser extremadamente frustrante.


En esos momentos (que todos tenemos), nos ayuda bastante recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" y no declinemos en nuestros propósitos, ni abandonemos lo iniciado por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro de nosotros mismos: Estamos creciendo y madurando.


Quienes no se dan por vencidos, van paso a paso e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se convierta en realidad.


Si hoy no consigues lo que anhelas, no te desesperes... quizá sólo estés echando raíces...