domingo, 24 de agosto de 2014

EL BAMBU JAPONES

Si hoy no consigues lo que anhelas, no te desesperes... quizá sólo estés echando raíces...


No tenemos necesariamente que ser agricultores para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.


Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.


En nuestra vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste exige tiempo suficiente y disciplina.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo y esto puede ser extremadamente frustrante.


En esos momentos (que todos tenemos), nos ayuda bastante recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" y no declinemos en nuestros propósitos, ni abandonemos lo iniciado por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro de nosotros mismos: Estamos creciendo y madurando.


Quienes no se dan por vencidos, van paso a paso e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se convierta en realidad.


Si hoy no consigues lo que anhelas, no te desesperes... quizá sólo estés echando raíces...

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